Nacido en General Lagos, Santa Fe, es uno de los grandes defensores que dio el fútbol argentino y también un productor agropecuario apasionado. Forjado entre el sacrificio de viajar a Rosario para entrenar en Newell’s y los días en el pequeño campo familiar de 20 hectáreas donde ayudaba vendiendo sandías, Sensini creció con dos amores: la pelota y la tierra. Debutó en Newell’s, fue campeón en 1987.
En 1988, llegó a la Selección y construyó una carrera histórica en Italia, con pasos brillantes por Udinese, Parma y Lazio, donde ganó Copas Italia, Copas UEFA, Supercopa de Europa y el Scudetto, además de disputar tres Mundiales con Argentina, incluido el subcampeonato en Italia 1990. Mientras triunfaba en Europa, siempre guardó en claro que quería volver al campo.
Su primera inversión fue en 1991 y en los años formó, junto a su familia, una empresa agropecuaria que hoy supera las 900 hectáreas distribuidas entre establecimientos con base en Godoy, Santa Fe. Allí desarrollan un sistema mixto con agricultura intensiva, riego por pivote y riego subterráneo, y una fuerte apuesta ganadera con una cabaña de raza Limangus, donde crían unas 250 madres. Desde 2006, junto al ingeniero agrónomo Matías Forte, profesionalizó su actividad, incorporando al campo una mirada más ligada que en el fútbol: organización, trabajo en equipo y estrategia de largo plazo.
Añade Sensini: “Como en el campo, el respeto es fundamental. Hago todo para que mi equipo de trabajo disfrute lo que hace y sienta que los valores que enseñamos son los mismos que me llevaron a ser uno de los defensores más respetados del fútbol argentino.”